Son muy pocas las personas que a día de hoy siguen cuestionando y considerando que no nos encontramos ante los últimos coletazos de nuestro sistema económico, más comúnmente conocido como CAPITALISMO.
La evolución de los paradigmas sociales, culturales y económicos son el fiel reflejo del fragante ritmo de cambio al que estamos sometidos en nuestras vidas cotidianas, donde la visible necesidad antes la pérdida de valores y rumbo social hacen necesario un cambio de modelo organizacional que no tan solo tenga impacto en el ámbito empresarial y económico, sino en todos los ámbitos que rodean nuestras vidas.
Ya lo decía José Luís Sampedro hace un tiempo: “El capitalismo está hundido. Algo mucho más grande que la crisis está en juego y ese algo es la decadencia del sistema. Fue fantástico cuando empezó a crearse a principios del siglo XV, pero se creó para una situación del mundo, que hoy ha cambiado”
Y así es; nos encontramos inmersos en los inicios de un nuevo modelo socioeconómico que vendrá acompañado sin ningún tipo de duda de un periodo de tránsito y aprendizaje que las personas y organizaciones tendremos que aprovechar y socializar para cumplir, una vez más en la historia de la vida, con nuestra capacidad de adaptación como mero hecho de supervivencia ante el histórico cambio cultural, social y económico.
Y en este nuevo espacio vital que se nos presenta, donde tenemos el reto no tan solo de vivir y convivir, sino de competir y sobre todo de crear valor; somos las personas y nuestras organizaciones las que desde una perspectiva diferente centrada en lo social y personal deberemos aprender y entrenar a interiorizar y desarrollar nuevos pensamientos, valores, hábitos, normas, comportamientos,…. teniendo como foco y objetivo garantizar el equilibrio entre el beneficio económico y el beneficio social.
Por ello me gustaría presentaros una nueva doctrina filosófica-empírica y científica de la mano de Ignacio Bernabé con la que me siento alineado: el Capital-Humanismo.
Ignacio nos brinda un pensamiento donde “concibo a las organizaciones como espacios de CRECIMIENO personal y profesional, donde el CAMINO y no la meta en sí misma es el punto de encuentro entre los intereses organizacionales y personales; y el AMOR en mayúscula, el soporte del compromiso”. Su marco filosófico-empírico y científico promueve el desarrollo de acciones concretas y prácticas orientadas tal y como comenta Ignacio Bernabé a “poner al ser humano en el centro y a generar un pensamiento colectivo que genere comportamientos racionales y sostenibles desarrollando una visión global, inteligente y responsable a largo plazo”.
Yo creo en el Capital-Humanismo porque además de estar muy alineado con nuestra visión en COACH AND PLAY, entiendo que el futuro de nuestra sociedad y de nuestro entramado organizacional pasa por poner en el centro a las personas, por acompañarlas a crear valor, por generar contextos donde puedan identificar y desarrollar sus talentos, porqué será su bienestar social y emocional quien garantice tanto la viabilidad y sostenibilidad de las empresas como su crecimiento económico.
En la medida que seamos capaces de poner las emociones de las personas al servicio de la empresa, y el foco de las empresas en la esencia innata del ser humano, estaremos construyendo no tan solo un nuevo modelo socioeconómico, sino una nueva sociedad.
DANEL ALBERDI Arquitecto de Logros